viernes, 4 de mayo de 2018

155 Cantigas de Santa María




Un caballero en Alejandría era un malvado ladrón. Sin embargo, cuando envejeció, reconoció sus pecados y fue a un hombre santo para confesarlos.
 El hombre santo le dijo que fuera en peregrinación al extranjero, pero el caballero se negó. Luego sugirió el ayuno, pero el caballero también se opuso a eso.
Cuando el hombre santo le dijo que diera limosna, el caballero respondió que no tenía nada para dar. El ermitaño le pidió que fuera a buscarle una jarra de agua.
Dijo que si el caballero hacía esto, obtendría el perdón por sus pecados. El caballero se fue a buscar el agua de un manantial, pero cuando trató de llenar la jarra, no pudo atrapar una gota.
 Luego fue a un río cercano, pero el agua se fue. Durante dos años no pudo conseguir agua, ni siquiera un sorbo para beber. Pensó que Dios nunca podría perdonar sus pecados, pero que podría obtenerlo a través de la Virgen si él le servía.
Le rezó a la Virgen y le pidió que le permitiera llenar su jarra. Mientras decía esto, lloró y dos lágrimas aterrizaron en él y lo llenaron de inmediato. El caballero se llenó de alegría. Fue hacia el ermitaño y le contó cómo la Virgen había llenado toda la jarra con dos lágrimas. Cuando el ermitaño vio el milagro, elogió a la Virgen.



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