sábado, 28 de abril de 2018

154 Cantigas de Santa María







Esta es cómo un tahúr tiró, con una ballesta, contra el cielo, con saña, porque había perdido, creyendo que heriría a Dios o a Santa María.
 "Tan grande unión tiene la Virgen con Dios, su Hijo, que para que no dudemos, a veces nos lo demuestra."
 De esto mostró un milagro grande, fuerte y hermoso, la Virgen Santa María, contra un astroso tahúr, que, porque perdía mucho, estaba irritado contra Dios, y, con la ayuda del demonio, cayó en la desesperación.
 Esto fue en Cataluña, donde él jugaba un día a los dados, ante una iglesia de la Virgen Santa María, y, porque iba perdiendo, le creció tal felonía que de Dios y de su Madre creyó tomar venganza.
 Y se levantó corriendo y fue a coger, muy luego, una ballesta, que andaba allí vendiendo un soldado de los que hacen correrías, con su cinto y con su carcaj, todo lleno de saetas, a lo que aprendo; y luego por ello le vino malandanza. Pues, cuando armó la saeta, dijo:
 "De esta vez, o a Dios o a su Madre daré una gran saetada." Y, cuando tal dijo, tiró la saeta contra el cielo, que tardó mucho en caer; y él, entretanto, se puso, como antes, a jugar a los dados, con otro compañero suyo.
 Entonces bajó la saeta e hirió en el tablero, toda cubierta de sangre, y creed, sin dudarlo, que el tablero quedó ensangrentado, y cuantos allí estaban viendo el juego se espantaban grandemente, porque veían la sangre fresca y caliente, y creían que alguno de ellos había sido herido con espada o con lanza.
 Pero después que entendieron que no era así y que la sangre la había traído del cielo la saeta, se acordaron de las palabras que antes había dicho el tahúr, y tuvieron gran espanto.
 Más el tahúr, sin tardanza, hizo una gran penitencia y entró en una recia orden religiosa, fiando en Santa María, que conforta a los pecadores. Y así pasó su vida, y cuando vino la muerte, tuvo, gracias a la Madre de Dios, salvación y perdón.



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