sábado, 24 de febrero de 2018

145 CSM







Juan, el Patriarca de Alejandría, era un hombre muy generoso y piadoso.
Él siempre daba limosnas a los pobres y desafortunados. Una hambruna, causada por la sequía y la guerra, golpeó la región. John regaló todo menos la ropa que llevaba puesta. Rezó a la Virgen por ayuda.
 Una mañana, camino a la misa, se encontró con un joven apuesto y bien vestido. El joven consultó con Juan y le dio una gran cantidad de oro, incluso más de lo que el emperador Nerón había tenido cuando incendió Roma.
 En la misa, Juan oró para que se le revelara la fuente del oro. Le dijeron que Cristo se lo había dado a petición de la Virgen debido a sus actos de caridad. Las noticias del milagro se extendieron y la gente elogió a la Virgen.




No hay comentarios:

Publicar un comentario