lunes, 6 de noviembre de 2017

Piolín y mojarra. José Larralde




¿Quién conoce la invisible vara
con la que se mide la distancia
que atraviesa la nostalgia a través de los años ?
¿Cuál es el tiempo exacto
de la vida que fue sometida a la razón de los sueños,
cuando los sueños eran blancos como la espuma del arroyo ?

Hay tiempos que se fueron antes de llegar,
como el agua que se evapora y sube al viento
para mirar de arriba a la laguna y volver a ser lluvia en otra parte,
transformándose en arroyo nuevamente,
sin llegar a ser jamás habitante perpetuo
de ese espejo horizontal, quebrajeado de saltos y cascadas,
donde el remanso absorbe al sol sin edad de adultez.
Porque al remanso el sol baja como es, inmenso,
pero se baña pequeño…tan pequeño como mi asombro,
Porque mi asombro…mi asombro siempre fue pequeño.

Todo era factible cuando niño,
Nada era extraño a mi pupila,
Mi ignorancia terminaba justo en el instante en que volaba un ave.
Y mi padre me decía que el hombre también vuela, y mas alto que las aves.
Bastaba con miralas y asi cuando se perdían en el cielo
Seguirlas con la idea, agitar la memoria de ser libres
y terminar parado donde estaba pero haber volado.
Asi era mi padre, un ave, un ave simple, una torcaza.
Manso en ocasiones pero con ojos de águila para medir mi paso.

Hay un viejo camino de hace un siglo
huelleado de carretas y troperos,
Paso obligado de todo caminante.
Le llamaban el camino de los chilenos porque
Dicen que por ese camino se cortaba la pampa hacia los Andes.
Por esa misma huella, en una orilla, la recorrió un hilo de teléfono.
De ahi su nombre actual, y aunque hace muy poco tiempo
sacaron postes y todo el cablerío se sigue llamando para la gente del lugar
“el camino del hilo”…a ese camino lo cruza el sauce corto,
un arroyo tranquilo y solitario…el supo ser amigo de los hombres
cuando la pesca no era por deporte, y era cuestión de
alzar lo que saliera, bagres, dientudos, anguilas…
y a veces con mucha suerte alguna nutria.
Mientras se dejaba el anguillero salir a peludear o hacer lazitos
Con piolín y palito…por si caía alguna liebre medio zonza
Yo recuerdo las noche con fueguito
Alimentado a cardo y leña de vaca, al reparo de la barranca
Eso…si no venía muy crecido, porque sino había que hacer nido
Entre las pajas bravas y a veces las heladas eran fuertes y uno
Se calentaba zapateando y dándole tupido a la yerbiada.

Esto, que parece un simple recuerdo, o una tristeza, o una nostalgia,
Es todo lo contrario, es mi gran recuerdo porque gracias a el
Puedo ser niño cuando quiero con toda la vejez que llevo encima
No es una nostalgia porque está en flor y me perfuma el alma,
Aunque nunca supe donde la tengo, y no es una tristeza,
Porque tristeza sería haberla olvidado y tener en el corazón
Un espacio en blanco y en mi boca una frase ausente…
Y si…es mi alegría, porque siento la vida que me duele
Porque rezo tranquilo sin bochorno, porque estoy parado
En el espacio que me toca vivir del universo
Algún dia mediré mis soledades, por medirlas nomas
Solo…por eso

Arroyito del sauce que pasa, 
como una torcaza de gris y de azul
Arroyito que va a la laguna,
 llevando una luna de cristal y tul.
Arroyito del sauce que fuiste aventura de humilde niñez
En el agua que lleva tu cauce hoy charlé con mi viejo otra vez
Arroyito, piolín y mojarra, donde está tu remanso de ayer?
Como el agua que lleva tu cauce, soy torcaza que no ha de volver

Cuanto sol que gasté en mi locura
 por medir la anchura de tu soledad
Arroyito del sauce algún dia 
mediré la mia por gusto nomas,
Arroyito del sauce que fuiste aventura de humilde niñez
En el agua que hoy lleva tu cauce, hoy charlé con mi viejo otra vez
Arroyito piolín y mojarra, donde está tu remanso de ayer?
Como el agua que hoy lleva tu cauce soy torcaza que no ha de volver.

3 comentarios:

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  2. Hermoso, recordando a este músico de mi tierra, gracias gracias!

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  3. Como describe Don José Larralde a ese arroyo es fabuloso, te transporta a ese lugar, a su infancia, sus vivencias, que son en parte las de uno también.

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