sábado, 5 de agosto de 2017

103 CSM






Esta es cómo Santa María hizo estar al monje trescientos años al canto de una avecilla, porque le pedía que le mostrase cuál era el bien que tenían los que estaban en el Paraíso.

"Quien bien sirviese a la Virgen, irá al Paraíso"

Y de esto quiero contaros yo ahora un gran milagro que hizo Santa María, por un monje, que siempre iba a rogarle que le mostrase cuál bien hay en el Paraíso,
y que lo viese en vida, antes de morir. Y para ello, ved lo que fue a hacerle la Gloriosa; lo hizo entrar en un huerto al que muchas veces ya había entrado;

pero aquel día hizo que hallara una fuente muy clara y muy hermosa, y se sentó al lado de ella. Y, después de lavar muy bien sus manos, dijo: "Ay, Virgen, cuándo será que pueda ver un poco del goce del Paraíso -lo que tanto te he pedido-, antes de salir de aquí y que sepa qué galardón tendrá el que obra bien."

Tan pronto como hubo acabado el monje su oración, oyó a una avecilla cantar luego, en tan buen son, que se olvidó de todo, estando y atendiendo siempre en aquel lugar.

Tan gran placer hallaba en aquel canto y en aquella canción que sus buenos trescientos años estuvo así o más, creyendo que no había estado sino un poco, como está el monje alguna vez en el año, cuando sale al vergel.

Después se fue de allí la avecilla, lo que le causó mucha pena, y dijo: "Tengo que irme de aquí, que ya querrá comer la comunidad." Y se fue luego y halló un gran portal que nunca había visto, y dijo: "¡Ay, Santa María, váleme!
No es éste mi monasterio, ¿qué será de mi?"

Después entró en la iglesia y tuvieron gran pavor los monjes cuando lo vieron, y le preguntó el prior, diciéndole: "Amigo, ¿quién sois o qué buscáis aquí?"

Dijo él: "Busco a mi abad, que ahora aquí lo dejé, y al prior, y a los frailes, de los que me separé ahora cuando fui a aquella huerta; ¿quién me dirá dónde están?"

Cuando tal oyó el abad, lo tuvo por loco y también la comunidad, pero, desde que supieron bien cómo había sucedido este hecho, dijeron: "¿Quién oirá nunca tan gran maravilla como la que hizo Dios por éste, mediante el ruego de su Madre la Virgen de gran prez?

Y loemos por esto, pero ¿quién no la loará más que a ninguna cosa creada? Porque, por Dios, muy justo es el hacerlo, pues a fe que cuanto le pedimos nos lo da su Hijo, y aquí nos muestra lo que después nos dará."









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