Una mujer judía entró en trabajo de parto, pero no pudo entregar a su bebé.
Ninguna medicina era eficaz y ella estaba en agonía, llorando y gimiendo.
Vio una gran luz, y una voz le aconsejó que llamara a la Virgen.
Ella oró a la Virgen, recuperó su salud y dio a luz un hijo.
Escuchando sus oraciones, sus judíos la reprendieron y huyeron de la casa.
Después de treinta días, la mujer fue a la iglesia.
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