Un hombre judío fue capturado y torturado por ladrones cristianos. Para extorsionarle dinero, lo ataron y lo mantuvieron como rehén en una casa grande y vieja. Le dieron sólo pan y agua suficiente para mantenerlo vivo.
El hombre se durmió y vio a la Virgen en un sueño. Ella lo liberó de sus lazos y curó sus heridas. Cuando se despertó, se dio cuenta de que la Virgen estaba, de hecho, de pie allí. Le pidió que se identificara y le dijo que era la que los judíos despreciaban.
La Virgen llevó al judío de la casa y lo llevó a una montaña alta. Le mostró un valle lleno de dragones y otros demonios. Estos demonios estaban torturando las almas de los judíos. Cuando vio esto, estaba aterrorizado.
Entonces la Virgen lo llevó a otro monte alto donde Cristo estaba sentado, rodeado de ángeles cantores. El judío también vio una gran multitud de santos.
La Virgen le dijo que podía unirse a ellos, si creía en Cristo, comía cochinillo y dejaba de cortar las gargantas de las cabras. Luego se fue.
El judío se dirigió a un monasterio. Le dieron de comer y, después de haber informado de lo que le había sucedido, fue bautizado por el abad. .
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