sábado, 23 de enero de 2010

THORIK EL INVENCIBLE por Manuel López


Al otro lado de los recuerdos:
"Juan Martínez Osete" y Thorik, el invencible

Cuesta trabajo empezar a escribir cuando no se entiende muy bien aquello a lo que uno piensa referirse, pero esa dificultad se multiplica por mil cuando lo que sucede resulta absolutamente incomprensible.
¿Alguien puede pensar eso?
Martínez Osete parece no merecer ni una sola línea entre los cien autores más destacados del género para la Historia de los Cómics de Toutain. Como otros autores de la primera época de nuestra posguerra como género propiamente dicho, la que comprende entre 1940 y 1960, Martínez Osete ha caído en un prematuro olvido para los estudiosos del medio que no para el aficionado.
El caso de Martínez Osete es un caso más, pero muy ilustrativo del devenir profesional de esos señores que un día blandieron el lápiz, a la conquista de corazones populares para la causa historietística.
Martínez Osete empezó a garabatear sus dibujos desde muy joven. Y desde muy joven ya empezó a publicar regularmente y como otros tantos dibujantes españoles, ha debido pasar (obligatoriamente) por infinidad de estilos. Eso ha sido siempre la ley de supervivencia del historietista en España. El vía crucis de cada uno de ellos. Desde el Oeste hasta la ciencia-ficción, Martínez Osete ha recorrido todos los caminos habidos y por haber en su, a veces, ingrata profesión. Quizá este arranque nos dé algunas claves para entender su estilo gráfico y narrativo.
En éste último punto creo que ha habido pocos que hayan llegado a cotas tan altas de comunicación como las alcanzadas por sus entrañables tebeos. Solo por esto merece estar entre los grandes nombres del tebeo patrio. Su categoría artística y comunicativa no palidece ni un ápice, más bien al contrario, al lado de los considerados maestros de la historieta. Pocos como él han llegado tan lejos a la hora de transmitir, de comunicar sentimientos, sensaciones…. Lo que entendemos por tebeo.

Un Artista irrepetible
Juan Martínez Osete, uno de los más prolíficos dibujantes de la historieta española, junto al malogrado Manuel Gago, estuvo entre los mejores, (cuando menos para el lector aficionado que no por la critica, sí exceptuamos entre unos pocos a Francisco Tadeo Juan y su COMICGUIA número 19), en el panorama español de posguerra.
Su obra está lejos de los academicismos de otros autores, sus páginas nunca fueron farragosas o indescifrables. Martínez es poseedor de una línea muy clara, atractiva y limpia.

Para muchos lectores el nombre de Martínez va asociado fundamentalmente a las series de "El Príncipe Dani", "Red Dixon" o "El Puma". Otros más veteranos recordarán sin duda su trabajo en el campo del Humor… En suma uno de aquellos autores que nos crearon un mundo mágico que nos llenó de imágenes tantas y tantas tardes de penurias. Un autor que nos hizo crecer alimentando nuestros sueños poco a poco, semana a semana. Sus héroes hicieron soñar a toda una generación de la juventud española.
Prácticamente todas sus creaciones fueron un éxito aunque no todas tuvieran un mismo nivel de calidad, sus trabajos, al igual que cuantos se dedicaron a la historieta en esa época, es un trabajo pensado en la inmediatez y, desde luego, sin la más mínima documentación y aún así sorprende la calidad que supieron depararnos aquellos artesanos del tebeo nacional.
Dentro de su abundante producción, hay una serie de obras que destacan por encima de las demás. Para nosotros, aparte de los realizados para "El Capitán Trueno" y "El Jabato", uno de sus más destacados trabajos lo encontramos en Thorik, el invencible.
Thorik, el invencible

Editorial: Marco 1959
Serie de 20 números de 24x17
Dibujo: Martínez Osete
Guión: Previsiblemente Martínez Osete

Se podría empezar diciendo que "Thorik, el invencible" es un producto que contiene un buen dibujo, una buena planificación, una excelente historia y unos interesantes personajes. Además podríamos hablar de un excelente montaje y de su magnifico ritmo.
"Un buen dibujo". Como casi todo en esta serie, el dibujo de Martínez Osete podría calificarse de excelente. Es un dibujo que se adapta a la perfección a lo que se nos está narrando.
"Una buena planificación". Presenta destacados aciertos relacionados con ésta. Decididamente, la planificación es buena. En las secuencias de acción, donde la continuidad es crucial, se observa, de manera clara, el dominio del medio de este autor.
"Una excelente historia". Digamos que la historia, como excusa argumental, es mucho más que aceptable. "Interesantes personajes". Aunque no dejan de ser arquetipos, están bien construidos logrando que lleguen a ser creíbles. Dicho todo esto, suponer a la serie un montaje interesante y un ritmo magnifico estaría en lo correcto.
Releo las entregas de Thorik y vuelve a mí aquella impresión de narrativo. No hace falta mucho saber historietístico, para diagnosticar que lo más destacable de esta obra, reside en la planificación del guión. Tampoco hace falta poseer un ojo muy critico, para observar la brillantez gráfica y estilística de toda la obra; fácil es concluir que las prisas a las que estaban sometidos los dibujantes de esta época, no era óbice para que nos ofrezca un trabajo más que agradable, ya que esta colección posee puntuales elementos de interés estilístico y originalidad narrativa.


Sirva todo lo anterior para ilustrar sobre la carrera profesional de uno de los máximos exponentes del mal llamado cómic del fran-quismo, con una envidiable vitalidad creadora y una más que meritoria capacidad de ilusión y entrega a su quehacer artístico. Y eso en unos tiempos donde todo invitaba al desanimo y a tirar la toalla.
Dejemos de mirar la fecha de edición de un producto y fijémonos en si es divertido, interesante, gratificante ….
El tebeo de esa época tenia como objetivo contar una historia de la manera más clara posible, lejos de los baldíos esteticismos y de eso sabia mucho el, hoy, entrañable Martínez Osete

Quizá sea Thorik una de esas historial mil veces contadas y con un buen porcentaje de ocasiones en que ha merecido la pena volver a leerla. Resulta gratificante el comprobar que, de vez en cuando, aún se pueden reencontrar estupendos tebeos que no ofendan a la inteligencia del espectador. En Thorik, el invencible todo resulta muy manido (pariente que quiere acceder al trono rapta al hijo del rey....), es cierto, pero al menos se sigue el curso de una historia, y no se recurre a diálogos deliberadamente estúpidos. Vibrante y emotiva, hace que uno se enganche rápidamente a unas imágenes que, desde el principio, ofrecen acción de la buena. Se consigue con ello una espectacularidad que supera con creces las múltiples explosiones que adornan las supuestas epopeyas que hoy día nos invaden. Y los personajes, perfectamente delimitados, con malvados inteligentes y no neuróticos, y con circunstancias personales que complican la trama a pesar de la sencillez de su planteamiento. Su gran mérito consiste en no exigir al lector otra atención que la impaciente curiosidad de lo que va a suceder

Como era habitual en los tebeos de esos años, en sus páginas todos los hallazgos son rápidamente relevados. Este sentido de lo inesperado, como algo que no puede fallar. ¿Qué ocurre entonces? ¿Qué va a pasar en esos momentos que los perversos llevan las de ganar?
Nunca se sabía qué iba a pasar. Comprar el tebeo era encontrarte con la sorpresa. Era la peripecia, la aventura, la ilusión, a veces el desencanto. Nunca te quedabas indiferente. Lo máximo a lo que podías jugar era a imaginar el desenlace de la historia, y a menudo te quedabas corto, quizás porque eras un adolescente, quizás porque todavía el medio era joven, igual que tú, y se podía experimentar y encontrar caminos novedosos.
Pero.… un día, tristemente, se acabó. Lamentablemente un trabajo 
tan cuidadosamente tratado y en el que Martínez Osete había puesto todo su cariño, por ser un tema que le apasiona, no conoció el éxito que merecía.
Thorik, el invencible es una historieta extraordinariamente valida aunque insatisfactoria por las expectativas que nos creó y no culminó, ya que casi sin darnos cuenta, llegamos al final de colección en su primera parte, en la que se nos anuncia una segunda "En busca de un nuevo continente" que nunca se llegó a publicar.
Hoy en día, la pregunta fundamental sigue en pié: ¿Cuál es la clave del escaso éxito de Thorik, el Invencible, un producto a priori más original que otros muchos?
La respuesta quizá la hallemos en … La progresiva socialización de la televisión medio contra el que no puede competir ningún otro por aquel entonces. La década de los 50 fue también la época dorada del rock and roll y los adolescentes eran la nueva invención de los publicistas. El mercado discográfico como forma de entretenimiento, como influencia de la nueva cultura juvenil, atrajo hacia sí a una masa enorme. También el incipiente auge de las importaciones (de procedencia bien definida) agrede la producción local, incluyendo la industria editorial, contribuye al retroceso del "tebeo" español.
A esta competencia arrolladora hay que sumarle la indiferencia y a veces el desprecio que los sectores consumidores de cultura literaria sintieron por la historieta, a la que consideraban un genero menor. Por que, si divierte, si entretiene, no puede ser algo serio Si lo lee todo el mundo, no puede ser bueno.


Todo ello, entre otros factores (la censura), hacen que el tebeo vaya cediendo progre-sivamente el puesto que llegó a alcanzar en la década anterior.
Recordemos que los finales de los cincuenta y los sesenta, fueron años de cambios culturales profundos y el tebeo no pasó virgen de esas transformaciones.
Y es una lástima, porque Thorik, el invencible es, hablando en términos de calidad-cantidad, una de las mejores series que ha realizado este autor. Sin embargo, una serie de circunstancias la han relegado a un olvido absolutamente injustificado. Su sintaxis narrativa se adscribe a las convenciones contemporáneas más propositivas, pues emplea recursos característicos de la historieta de arte o de autor: variaciones y cambios notables de la dimensión de la viñeta, lo que le da dinamismo a la composición de la página, cambios de enfoque y perspectiva. Si le sumamos los recursos del oficio, el manejo de la técnica narrativa, y los cuadros magistrales de fulano nos encontramos frente al gran salto de calidad de las historietas de Martínez.
Es esta obra, la que marcó una cumbre artística, donde se aprecia en toda su medida el talento de Martínez como dibujante.
Cuando retrocedemos, damos marcha atrás y miramos el pasado tal vez vamos en búsqueda de respuestas, tal vez buscando revivir buenos y malos momentos. O tal vez vamos en busca de un tiempo perdido como puede ser este el caso. Pero lo que si es cierto es que cuando avanzas y avanzas en la lectura de muchos de los tebeos ac-tuales, quieres retroceder y buscar lo que te gusto en un principio de todo esto. La his-torieta pues, no fue sólo ese mundo de humor, aventuras, romances, fantasías, violencia
y melodrama que aparecía en las viñetas sino que su fuerza se extendió a otros ámbitos.
No pretendemos hacer erudición en esta página sobre la historieta española, porque no somos estudiosos del tema, sí somos "degustadores". Lo que sí es claro es que no sólo se trató de un medio de "entretenimiento". Fue un medio que durante años funcionó como opción ante la escasez de lugares de esparcimiento y recreación.
Hemos disfrutado y disfrutamos con muchos tebeos y muchos autores y guionistas. Pero uno de los autores que más hemos disfrutado ha sido a Juan Martínez. Sus tebeos representaron algunos de los más entrañables y queridos momentos de evasión y diversión de nuestra infancia. Un autor que con sus creaciones, logró comunicarnos los sentimientos que más valoramos: el amor, la amistad y la alegría de vivir.
Que Martínez Osete ha sido uno de los pilares básicos en el tebeo de aventuras es innegable, pero sobre todo que fuese capaz de hacer semejantes historias en las condiciones que debió realizar su obra es algo que demuestra su genialidad. Y es genialidad lo que hace que seamos capaces de tragarnos páginas y páginas como si nada. Volver a la infancia y recordar las meriendas y los tebeos.
No pretendemos hacer bandera desproporcionada por nuestro entusiasmo hacía este autor ni del tebeo de antaño, pero lo que está sucediendo es que, como en todas las profesiones, en el de critico o comentarista de tebeos hay gente responsable, responsable y respetuosa, y gente que no lo es y posiblemente no llegue a serlo nunca.
No obstante esperamos, que nuestros elogios lleven a algunos lectores a darle una oportunidad a Thorik, El invencible, ello no debe sin embargo esconder que esta serie comparte alguno de los defectos comunes a la producción del genero en su época.
Todo ello no empaña en modo alguno la originalidad de la obra, la deliciosa ingenuidad de sus presupuestos o la correcta viveza de sus argumento, que aún hoy pueden hacer sonreír y soñar.
Sirvan estas líneas como el homenaje que todos los aficionados al tebeo le debemos.

Manuel López






1 comentario:

  1. Comparto su aprecio por Martínez, efectivamente un dibujante a quien nunca se puedo acusar de no conectar con el público. Esta última etapa suya en el formato cuaderno es la más interesante, tanto este Thorik como los primeros números de Simba Khan revelan un cuidado inusual y muestran un Martínez amante del detalle hasta entonces desconocido. También El Chacal y El Halcón Negro mantienen este buen nivel, aunque como señala sean obras aparecidas en un momento en que el tebeo/folletín está ya de capa caída...
    Un placer leer sus artículos, aquí y en el Voto a Bríos. Saludos.

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